9 de set. de 2009

ABUELAS
















ABUELAS

PILAR Reynes da Silva CASAGRANDE

Ni siquiera llegué al entardecer de la vida, una agradable sorpresa; una vida pequeñita pedazos de un nuevo vivir. Parece que fué hecho del molde de un viejo retrato de mi marido, contornos iguales, diferencias sutiles.

Dicen que abuela es madre dos veces, pero me parece que estos papeles son muy diferentes. Ser abuela es mucho más leve. No porque haya menos responsabilidad , pero. más que todo, ser abuela es más leve porque somos un pouco más sábias y menos preocupadas con tonterías. Tenemos menos tiempo por delante y no queremos perderlo con idioteces. Siendo así somos menos pesadas y más divertidas con nuestro nieto.

Si por un lado nos preocupamos menos por la experiencia adquirida, en el mundo tecnológico de nuestros días, muchas veces noto que algunos de los más jovenes perdieron su referencial instintivo y pueden sentirse perdidos delante de las reacciones mais simples, principalmente de los bebés.

Lo mejor de ser abuela es volver a reir por todo y por nada, es ver la vida con ojos juguetones. El nieto nos recuerda nuestra historia, nos hace rever nuestra infancia como en un espejo y acordarnos de todo lo que era bueno.

Las músicas que cantábamos en el colegio, las bromas las historias de hadas, y todo lo que inventábamos por el placer de ver el nieto con los ojos muy abiertos, la respiração entrecortada, la gran risa!

Es un equilíbrio de opuestos. Un camino que empieza y otro que termina; una piel lisa y la otra marcada por arrugas; una cabeza colorida y llena de cabellos y otra calva o blanca; corresponden a la experiencia y a la calma que enseñan a lidiar con la impaciencia y la prisa.

Ser abuela es tener el privilegio de sentir a los nietos, acompañar, descubrir, oir y presenciar hechos y experiencias sorprendentes. Los nietos están más tiempo con las abuelas que estuvieron los hijos. Para mí, cuidar al nieto, cuando necesario, es siempre un placer. Me siento rejuvenecida al hablar o jugar con éle. Esto es actualizarme, acompañar la modernidad, reciclarme.

El privilégio más querido a mi corazón de abuela es el reconocimiento como persona amable e inolvidable. ¿Quién no se acuerda de la casa de la abuela? ¿Y de la comida, de los biizcochos, de los pasteles y dulces sempre reservados, de las especialidades que ella hacía como nadie?

Ser abuela también trae responsabilidad, pués, hasta sin notarlo, ejercermos influencia en la vida de los nietos. Enseñando, estamos influenciando en la formación de su caracter y de valores; hasta cuando nos divertimos con ellos, nuestra manera de ser y de hablar están siendo observadas y asimiladas. Con nosotras ellos aprenden a dar valor a la família, quando les hablamos sobre nuestro pasado, de sua árbol genealógico, enseñandoles fotos de sus antepassados y transmitiendoles tradiciones familiares y culturales. Puedo garantizar que a todos los niños, y hasta a los jovenes, les gusta eso.

La recompensa viene en forma de recaditos, dibujos, regalitos hechos por él, las florcitas cogidas en el bosque, besos y caricias.

Los pequeños se sienten seguros con la maturidad cautelosa de las abuelas mientras estas se encantan con la impetuosidad y destemor de los nietos. Y, como tenemos más tiempo para dedicacarnos a ellos, nos ofrecen mucho amor y alegría y llenan nuestros días de vida nueva! Y, hay más, entre los puñetazos y saltos, los gritos y vuelos de super-heroes existe también la hora de la dulzura, la mirada amorosa y la voz dulce que dice la palabra mágica que, en nuestro mundo, no es abracadabra y sí: abuela!

Casa de abuela tiene caricias, besitos, bizcocho, história y líos... Es verdad, líos! Los nietos hacen mucho follón en la casa de las abuelas, pero hasta esos follones me gustan, si este es el precio para tenerlo cerca.

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